martes, 8 de abril de 2008

Educación versus instrucción musical

La principal dificultad con la que se encuentra el profesorado de los conservatorios elementales viene derivada de la falta de educación musical previa de los alumnos inscritos. En efecto, se tiene la idea generalizada de que, puesto que se trata de iniciar aprendizajes nuevos, los alumnos no deben disponer de una preparación previa. Nada más erróneo ni alejado de la realidad. Es verdad que no es exigible instrucción musical a quien se encamina a recibirla por primera vez, pero tampoco es menos cierto que sí es necesaria una educación musical que garantice la posibilidad de aprovechamiento de las enseñanzas que se van a recibir. Dicho de otro modo, los nuevos alumnos del grado elemental no necesitan de instrucción musical previa, sino de una educación musical anterior de calidad, de ahí "educación versus instrucción musical".
Ilustremos todo lo anterior con las siguientes consideraciones. En primer lugar hay que hacer notar que la música posee un claro componente definitorio como "lenguaje". En efecto, la música es otro lenguaje y como tal tiene unas normas sintácticas, semánticas, ortográficas y hasta caligráficas que lo definen y configuran como tal. Por tanto, su aprendizaje se rige por normas similares al del aprendizaje de cualquier otro lenguaje: las pautas para la adquisición de la lecto-escritura musical son semejantes a las del lenguaje oral. En segundo lugar traslademos esta misma consideración a la adquisición de la lecto-escritura del lenguaje oral. Sería impensable para nosotros una situación en la que se intentara enseñar a leer y escribir a una educando que no supiese hablar. La adquisición del lenguaje hablado es condición previa e indispensable para la posterior adquisición de la facultad lecto-escritora de ese lenguaje.
Pues bien, viene ocurriendo con total habitualidad que estamos intentando enseñar a leer y escribir música a unos alumnos que no la han practicado previamente. Ese es el gran problema con el que nos encontramos en nuestros conservatorios elementales, adonde llegan alumnos con la intención de ser instruidos musicalmente, pero que poco o nada han sido educados musicalmente, que presentan grandes carencias incluso en la discriminación sonora básica y que están huérfanos de todad educación rítmica y de movimiento.